En los orígenes: la ropa como el hilo de Ariadna

Susana Zabala es una artista textil ecléctica contemporánea.
Nacida en España, en una familia de nueve hermanos, recuerda emocionada el orgullo de su madre quien, además de ocuparse de su hogar, obtiene un diploma de corte y confección. Puede ser este el origen de la predilección de Susana Zabala por la ropa como expresión de la emoción y de la sensibilidad.

El trabajo textil: este arte pobre o artesano donde, bajo el pretexto de utilitarismo se expresó durante siglos la creatividad de las mujeres.
Muy joven, su talento para el dibujo fue resaltado por sus profesores, pero es en París donde perfeccionará su gusto y su conocimiento de las artes plásticas y visuales. Expatriada en Francia, es sin embargo mucho más tarde cuando la evidencia de una práctica artística personal se impone en ella.

Coge de su experiencia personal su inspiración pero no duda en apoderarse igualmente de temas sociales que le afectan, siempre con un enfoque personal y sensible.
La Traversia, por ejemplo, evoca la condición de los emigrantes que atraviesan los mares pero también las aguas de la laguna Estigia, el pasaje entre la vida y la muerte.

El tríptico compuesto por Fenan, Why y Escalera al cielo evoca la dolorosa muerte de su hermano pero también una reflexión más profunda sobre dónde van los seres queridos que han fallecido.
Apasionada del flamenco y de la cultura andaluza, motivos e interpretaciones personales sobre temas propios de la España mítica – los encontramos en la obra de Pablo Picasso o de Francis Bacon – se encuentran en sus obras, como El Toro Soy Yo, donde ella declara ser el toro en el centro de la plaza. Asume el riesgo. Su vida está en juego en su arte.

La eclosión de una evidencia

Partirse la camisa, es su primer cuadro titulado así en referencia a una expresión flamenca sinónima de inspiración. Es un instante de duende suspendido en la noche de fiesta. Es precisamente en la elaboración de este cuadro que el yo se trasciende y ella se revela como artista sin retorno posible. Las obras se encadenan entonces: una artista ha nacido. Ella se da a luz a sí misma.

Una práctica heurística y original

Y es siempre así como ella procede. Susana Zabala deja su espíritu vagar mientras sus manos se afanan hasta encontrar la fulgurante aparición de una forma o de una figura sobre la tela.
Entre el consciente y el inconsciente horas de trabajo para un resultado siempre sorprendente.

Un universo onírico

Las obras de Susana Zabala están en la intersección de la abstracción, de lo onírico y del expresionismo, siempre teñidas de una forma de realismo mágico.
Los cuadros tienen colores brillantes y formas barrocas.

Invitan a la ensoñación, proponen un espacio visual siempre singular y único, impregnado de espiritualidad y misterio.
Ellos dan testimonio de su dominio cada vez mayor del color, del dibujo, de la composición, de los materiales, texturas, trasparencias... de su talento pero también de su mirada entrenada y curtida en las grandes tradiciones pictóricas de la historia del arte.

Ellos se inscriben en una práctica háptica, tanto en el empleo del tacto como herramienta para la artista, así como referencia al tabú supremo del arte visual para el espectador.
Sus obras no hacen solo referencia a ellas mismas o a las artes plásticas sino también a las artes en general. Invitan a la sinestesia – el diálogo entre los sentidos – remitiendo a otras prácticas artísticas que le han inspirado: la lectura y la escritura (La Comedia humana) y la música como el jazz (A Love Supreme) donde la parte de improvisación consciente recuerda la de la propia artista.

Una apuesta comprometida y consciente contra el consumismo

  • La producción mundial de ropa se ha duplicado entre el 2000 y el 2014.
  • Según la ADEME (Agencia francesa del medioambiente y gestión de la energía, 2019), los franceses consumen un 60 % más de ropa que hace 15 años para conservarlas la mitad de tiempo.
  • Es necesario más de 7000 litros de agua para producir un vaquero.
  • Hoy, la industria textil es una de las más contaminantes y sería responsable del 17 % al 20 % de la contaminación del agua y culpable de más de un millón de toneladas de gas de efecto invernadero.

Seguidora de un consumo sostenible y responsable y sensible a los desafíos medioambientales y sociales en esta industria (polución del aire, del agua y de la tierra, sobreexplotación de las mujeres, desigualdades flagrantes en las cadenas de producción, trabajo de los niños y esclavitud moderna, despilfarro textil etc.), Susana Zabala utiliza la ropa reciclada o recuperada como materia prima de sus creaciones.
Como en la tradición del Arte Povera, esta materia pobre es sublimada y adquiere un nuevo valor que le confiere el acto artístico.

A veces es la ropa de un ser querido la que sirve de hilo conductor al cuadro, la de Montse, de Sylvie, de Gema, de Geneviève o de Fernando, confiriéndole así un valor de objeto Mulé encarnando a los desaparecidos (El extraño y desenfadado viaje) o el de continuar el cuerpo que lo ha llevado como una forma de retrato abstracto e íntimo (El hilo de mi secreto).

Una co-construcción con el espectador

Los cuadros de Susana Zabala no se revelan en un vistazo.
Ambivalentes, voluntariamente ambiguos, sus cuadros son polisémicos.

La Elección de Eva es a la vez un paisaje abstracto y una representación de Eva tentada por la serpiente ¿Quizás sea todavía algo más?
A la artista le gusta dejar libertad a la imaginación de su espectador y le invita a co-construir la obra con ella sin fijar definitivamente lo que allí se representa.

Ellos conservan una parte de misterio y de incontables secretos accesibles solamente al espectador que les deja el tiempo suficiente para surgir.
Evocan alternativamente numerosas formas y figuras a aquel que se deja atrapar por el juego al que la artista nos invita.